miércoles, 28 de noviembre de 2012

Quinientas palabras Respecto a Horacio

U. A. A. - C. A. y C. - L. L. H. - L. H. M
Carlos Aguilar Esparza

Yo no sé quien es Horacio. No hasta el final del cuento. Y es que Rubén Darío está seguro de que todo mundo lo conoce, cree que todos le hablamos de tú (y puede que así deba ser) al poeta. Y si no es Darío es Licio Galio, el narrador de Respecto a Horacio, quien está familiarizado con el romano del título (y hago la aclaración porque todos los personajes del cuento son romanos). Yo no sé si es un cuento neoclásico o parnasiano: a mí me dijeron que Darío escribía Modernismo. Menciono al Neoclasicismo por la aparición de la cultura latina, ese era un tópico del Neoclásico, aunque no del modo en que Darío lo utiliza. Definitivamente no es un cuento neoclásico. Además eso ya había pasado de moda hacía siglos. Tampoco es un cuento parnasiano, a pesar de retratar una fiesta romana, no cumple con una de las características principales del Parnasianismo: no está en oposición con el yo lírico: Yo, Lucio Galio, que sufro bajo el orgullo... Yo, Lucio Galio, un lustro después de haber escrito... No. Definitivamente no es parnasiano el cuento. Es modernista. Se escapa del entonces para disfrutar en un pasado exótico, se une a una fiesta casi mitológica, rítmica. Sobre todo rítmica, tanto que la prosa canta por sí misma: en la búsqueda de tónica latínica, extráñase la sintaxis de su oraciones:

...FIJOS los ojos en un voluminoso rollo, abstraído por la lectura, a la sombra del árbol, no se dio cuenta el dueño de la quinta -hasta que un ruido de voces se escuchó muy cerca- de que llegaban sus convidados.

Aspira a la perfección. Es modernista. Pero sobre todo, me gusta. ¿Y eso qué importa? ¡Todo! Y es que soy el centro de todo, como lo son Lucio Galio y Horacio y Mirtala y Filis, como lo son todos los personajes del cuento, quienes necesitan una buena descripción para existir aparte de sus acciones (esa podría ser otra característica del Modernismo, pero lo ignoro, sólo sé que es una característica de este cuento), quienes se pintan como en un lienzo o en un muro y después cobran vida.

Me habían dicho que los modernistas estaban enamorados del azul, creo que en este cuento Darío tenía el corazón roto, pues está muy distante de ese color, se acerca más al rojo y al blanco, y es Lidia que agita con la diestra un ramo de rosas y muestra entre el rojo cerco de de su risa la pícara blancura de sus dientes. Muy bien, lo admito, no sería tan hermosa Lidia con los labios azules, pero bien hubiera podido, mi amigo Rubén adjetivar azules muchas otras cosas, lo más cercano que aparece es un celeste designio, pero celeste ahí no es un color, sino la calidad de venir desde el cielo.

No sé de los otros cuentos de Darío, mejor dicho, por ahora los ignoro, pero sobre Respecto a Horacio, de ahora en adelante, puedo hablar bien. Con al menos quinientas palabras.

Bibliografía: 

DARÍO, R. 1893 "Respecto a Horacio" en Mensaje de La Tribuna. Argentina: 18 de diciembre.

TORRES Bodet, J. (Selección y prólogo) 1967 "Respecto a Horacio" en Antología de Rubén Darío. Fondo de Cultura Económica, Universidad Nacional Autónoma de México: México.

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