lunes, 10 de junio de 2013

Transcurre la noche en el páramo o a este rompecabezas le sobran partes

Breve ensayo sobre Cae la noche tropical de Manuel Puig

U. A. A. - C. A. y C. - L. L. H. - L. H. C.
Carlos Aguilar Esparza

Léase de preferencia mientras suena
Barbarella, sangue e beijos de Clube da Miragem





No puedo dormir, ¿tú sí? ¿no tienes calor? Me quedo escuchando como cae la noche ¿y qué más oigo si el dark y lo postmoderno han pasado ya de moda? ¿qué otra cosa hago mientras la píldora para dormir surte efecto (y los bares ya han cerrado)? ¿Si no conozco a John Doe y el sueño finalmente quedó Gone with the Wind, si ya no hay más películas de Barbara Stanwyck ni de Vivien Leigh? ¿A dónde me largo si sólo queda un desolador páramo, allá sobre el Ajusco, escrito por una de las Brontë, en donde los árboles (¿serán chopos?) atraen casi al catatombo -menos mal que dije casi- y en esa cumbre tan borrascosa los rayos matan más gente que el volcán mismo? ¡Y yo que tampoco tengo piel dulce como la de Avilés!

Cae la noche e intento dormir, leo algo: -Nidia, ¿te dormiste? // -... y comienzo a creer que no estoy leyendo el texto completo, que es cosa mía y del sueño, porque con el sueño luego puede pasar así, que uno crea que las cosas están de lo más extrañas, ¿te has dado cuenta? pero cuando uno despierta y está en sus cinco sentidos sabe uno que las cosas están bien y que el libro así está escrito y que no es cosa mía, sino de Manuel Puig, si ya había leído algo de él y pasaban cosas semejantes, pero así con el sueño uno no se da cuenta tan fácil. Y menos porque es una forma tan natural la de Puig para contar las cosas, pero no tanto para escribirlas. Uno se espera que haya alguien, un narrador cualquiera, de preferencia omnisciente y en tercera persona, que nos diga todo lo que hay en la historia, que se la sepa al derecho y al revés, no que un preso esté contándole una vieja película a un rojillo y que después nos enteremos que están en la cárcel, menos aún que una viejita de ochenta y tres años le platique a su hermanita los amoríos de su vecina que para colmo es psicóloga -no psiquiatra ni doctora- y resuelve los problemas de sus pacientes pero no sabe resolver los suyos propios la muy ilusa.

¿Entonces tampoco tú puedes dormir? Debes ser por el espanto, por eso yo no he vuelto a leer esos libros. Frankenstein o el moderno Prometeo, Drácula, esos libros desestabilizan a uno, no tanto por los monstruos, sino por la sensación de estar leyendo lo que no está escrito para uno, esa como culpa que hace a uno seguirse leyendo todo hasta terminar y sin que nadie más se dé cuenta. También con el libro de Puig pasa eso, pero casi al final, el resto es puro diálogo, hasta el capítulo siete empiezan esas cosas de las cartas que no son para uno, son doce los capítulos, bueno, sí, es casi la mitad del libro puras cartas, pero casi al principio, en el cuatro hay unos escritos como de una revista, esos no están tan interesantes, lo interesante son las cartas y las declaraciones -porque al final hay declaraciones juradas ante la policía- y es que uno ya conoce a de quienes se habla en las cartas, sólo por los diálogos que no hay narrador en toda la novela, y uno está afectado y quiere saber lo que está pasando, al principio con la vecina, Silvia, y con el pretendiente de ella, y también con Emilsen pero luego ya no tanto, uno se preocupa más por Nidia y un poquito también por Wilma, pero sobre todo por Nidia porque a ella la sigue uno más desde que la novela empieza hasta que termina y pues quieras que no, uno se encariña aunque sepas que es un personaje nada más y que nunca la conocerás realmente, que terminando la novela ya no vas a saber nunca nada más de ella, como si se muriera. Como Luci, que se muere y uno ya no la ve aparecer de nuevo en la novela más que como un recuerdo o un secreto del que no se debe enterar Nidia. Según esto, alguna vez Onetti le criticó eso a Puig, que sabía como hablaban sus personajes, pero que no sabía como escribía el mismo Puig, porque te repito que no hay narrador y todo el ambiente, la historia y todo lo conocemos sólo por los personajes mismos que se intercambian la información, ya sea platicando frente a frente o por teléfono ya sea por cartas, también están los breves reportes, ya sean policiacos o de la línea aérea de Buenos Aires a Río, que este último es muy tierno y hace las veces de epílogo, aunque no muy bien ya que aunque se termina el libro no sabemos todavía si después de la muerte uno se encuentra con sus seres queridos, habría que revivir a alguien, a lo mejor con electricidad, como al monstruo del doctor Frankenstein y preguntarle si se encontró en el más allá con sus seres queridos o si es cierto que el más allá realmente no existe como decían Luci y Nidia. Qué triste. Quizá sólo haya que cerrar los ojos y preguntarles cuando aparezcan ante uno.

Sí, a mí también me gustó mucho el libro, sobre todo porque tiene muchos guiños a otras cosas, es como muy postmoderno, porque además de mezclarse con otras cosas como las películas de Vivien Leigh y con el libro de Emilie Brontë sobre todo, el de Cumbres Borrascosas, además de todo eso, tiene esa perspectiva de que las minorías tienen ese algo que buscan las masas, en ese sentido es más como de la corriente pop de Andy Warhol, porque en Cae la noche tropical podemos ver el mundo desde la visión de unas viejitas que chismorrean y se acuerdan del pasado y que aún siguen ganando experiencias en esto que es la vida, y además otra cosa así como posmoderna es que a las viejitas estas, es decir a Luci y a Nidia, no las vemos desde un único lugar, sino desde muchos otros, sobre todo a Nidia, yo creo que ella es el personaje principal de la novela y que Luci es sólo un pretexto para contar su historia de Nidia; vemos a Nidia por ejemplo desde las cartas entra Silvia y Alfredo, el «Ñato» de Luci, y la vemos también desde la carta que el Nene de Nidia le escribe a esta misma y desde las Actas y sobre todo desde sus propias conversaciones con otros personajes, así es difícil saber la verdad de su historia, pero eso no importa mucho porque uno disfruta igual o más cuando se desengaña, eso pasa también mucho con la historia de Silvia, que al principio, por lo que Luci cuenta de ella, uno creería que es muy seriesita, pero después descubrimos por Ronaldo que no lo es tanto, sino que más bien sabe cuidar su imagen aunque sí la visitan algunos hombres.

Sobre eso mismo del posmodernismo, está la forma en que rompe con la costumbre que se tiene de leer acompañado de un narrador, está Puig como Juan Goytisolo en eso, pero al revés, mientras Goytisolo rompe poniendo puro narrador como línea de pensamiento, Puig lo elimina totalmente y mete el diálogo y las cartas y las actas y esos documentos como línea de pensamiento, de una forma o de otra, uno entiende la historia y se sacude y le llega a uno, en resumidas cuentas creo que el narrador es algo superfical, y también los diálogos, para contar una historia, los dos son prescindibles (quizá no los dos al mismo tiempo), lo importante es la historia, pero sobre todo, hacer sabroso el relato, eso tanto Goytisolo como Puig los saben hacer.

En fin, creo Cae la noche tropical es algo pasado de moda. Tiene demasiado de posmoderno, como ya escribí, y tiene algo o mucho de dark o mejor dicho gótico, yo prefiero esa palabra, tiene esa saudade de morir en Río, ese no sé qué de abandonar la tierra materna y dejarlo todo, las preguntas sobre la muerte y la proximidad de la misma, el temor a la falta de recuerdos, y algo quizá no tan importante pero aún así presente: la lejanía del cine clásico, poco falta para escuchar a Luci decir que Bela Lugosi is dead. Parece que no queda más que acostumbrarse a lo viejo, a lo pasado de moda y escuchar como Cae la noche tropical, ¿quieres leérmelo? Mientras me duermo sólo.

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